"Y en el apuro está lloviendo, ya no se apretaran
mis lagrimas en tus bolsillos, cambiaste de sacón.
Un día nos encontraremos en otro carnaval,
tendremos suerte si aprendemos que no hay ningun rincón
que no hay ningún atrapadero que pueda disolver
en su escondite lo que fuimos, el tiempo está después." F.Cabrera
miércoles, 30 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
Carta
"Ojalá supieras comprender tu deber de ser meramente el sueño de un
soñador. De ser apenas el incensario de la catedral de los devaneos. De
tallar tus gestos como sueños, para que no fuesen si no ventanas
abiertas a paisajes nuevos de tu alma. Así se vertebraría tu cuerpo en
simulacros de sueño y entonces no sería posible verte sin pensar en otra
cosa, y harías recordar a todo menos a ti misma y verte sería oír
música y atravesar, sonámbulo, grandes paisajes de lagos muertos, vagas
florestas silenciosas perdidas en el fondo de otras épocas, donde pares
invisibles, y diversos vivien sentimientos que nosotros no tenemos.
Yo no te querría para nada sino para no tenerte. Querría que, soñando yo y si aparecieses tú, pudiera yo imaginarme aún soñando- no viéndote tal vez, pero advirtiendo quizá que el resplandor de la Luna ha llenado de [ ] los lagos muertos y que ecos de canciones ondean súbitamente en la gran floresta tácita, perdida en épocas imposibles.
La visión de ti sería el lecho donde mi alma, niña enferma, se adormecería para soñar otra vez con otro cielo. ¿Si hablarías? Si, pero de tal modo que oírte fuese no oírte sino ver grandes puentes a la luz de la luna, uniendo las dos orillas oscuras del río que va a dar al antiguo mar donde las carabelas son nuestras para siempre.
¿Sonríes? Yo no lo sabía, pero en mis cielos interiores vagaban las estrellas. Me llamas dormida. Yo no me daba cuenta, pero en el barco distante cuya vela de sueño bogaba bajo la luna, veo lejanas marismas."
Bernardo Soares.
Yo no te querría para nada sino para no tenerte. Querría que, soñando yo y si aparecieses tú, pudiera yo imaginarme aún soñando- no viéndote tal vez, pero advirtiendo quizá que el resplandor de la Luna ha llenado de [ ] los lagos muertos y que ecos de canciones ondean súbitamente en la gran floresta tácita, perdida en épocas imposibles.
La visión de ti sería el lecho donde mi alma, niña enferma, se adormecería para soñar otra vez con otro cielo. ¿Si hablarías? Si, pero de tal modo que oírte fuese no oírte sino ver grandes puentes a la luz de la luna, uniendo las dos orillas oscuras del río que va a dar al antiguo mar donde las carabelas son nuestras para siempre.
¿Sonríes? Yo no lo sabía, pero en mis cielos interiores vagaban las estrellas. Me llamas dormida. Yo no me daba cuenta, pero en el barco distante cuya vela de sueño bogaba bajo la luna, veo lejanas marismas."
Bernardo Soares.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Vouyerismo Melancólico
Mi balcón da a un edificio vecino. El balcón más alto del edificio
vecino es largo y hermoso, de esos que se envidian. Sus habitantes
varían entre mujeres jóvenes que cuelgan la ropa a las 2 de la tarde, u
hombres en edad de panza cervecera que preparan el asado a las 10 de la
noche, o nenes que corren, o abuelas que corren a los nenes que corren.
Nunca llego a memorizar sus caras como para identificarlas cuando se
repiten. Cada día es una nueva historia en mi cabeza. Pero hay algo
constante. Siempre hay fiesta. Fiesta moderada, pero, gente, luces,
comida. Es una envidia permanente. Entonces, decidida a competir,
anteayer hice una fiesta con luces y música y mucha gente. Hoy, dos días
después, viernes, esperando su revancha, veo un balcón largo y hermoso,
a oscuras, y una pareja cenando románticamente a la luz de las velas.
Los odio.
Los odio.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Estación Esperanza
Sábado de sol. Me desperté escuchando jazz, y me enamoró. Viajé
escuchando zamba, y me enamoró. Me acosté escuchando bossa nova, y... me
enamoró. Quizás la primavera me volvió un tanto sensible a la música.
Quizás no.
Estación Cursi.
Estación Cursi.
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